Desde la Coordinadora de Vivienda de Madrid y el Sindicato de Inquilinas de Madrid nos sumamos a la convocatoria del 8 de marzo, a la huelga feminista, a la manifestación y a las numerosas acciones que tendrán lugar en Madrid. Bajo el lema que estrenamos el año pasado “Sin nosotras no se paran los desahucios” nos unimos a la manifestación  y a la llamada de nuestras compañeras de los diferentes feminismos para reivindicar este 8 de marzo como una jornada de lucha. 

Estos meses que han transcurrido desde el último 8 de marzo han sido especialmente duros para nosotras, los desahucios no han dejado de aumentar como bien demuestran los datos  y en nuestras asambleas hemos sido testigos de cómo la desigualdad sigue abriendo una brecha cada vez más profunda en nuestra sociedad. Más mujeres, más niñas y niños, más ancianas siguen siendo víctimas del mercado inmobiliario y de la desprotección absoluta de los poderes públicos. Este año hemos visto cómo se han perdido oportunidades para legislar acorde a la crisis de emergencia habitacional que vivimos, donde a los desahucios de hipoteca y a los desalojos por ocupación se suman los desahucios de inquilinas.
En un país de miles de casas vacías y a pesar de las decenas de resoluciones de Naciones Unidas solicitando la paralización de los desahucios en la región de Madrid y nuestros barrios y pueblos, se desprotege a las personas y familias más vulnerables incluyendo a las menores, de forma muy alarmante. Y al contrario, se hace más evidente que  se gobierna y  se legisla en favor del mercado. Este año, hemos vivido en nuestras propias carnes, la estrategia de los fondos buitres y del entramado empresarial y financiero que amenaza nuestra sociedad. Porque detrás de la llamada burbuja del alquiler, están los mismo responsables que la catástrofe financiera de hace 10 años que se llevó por delante los hogares de miles de personas. Los mismos poderes públicos que no reclaman el dinero empleado en salvar a la banca hace un década, son los mismos que sentencian en contra de los ciudadanos; son los mismos que ante los miles de desahucios diarios, siguen sin ofrecer ninguna alternativa digna ni cambios estructurales que eviten el problema. 
 
 Un problema, el de la vulneración del derecho a la vida, que nos afecta principalmente a nosotras de forma central ya que somos las que  asumimos gran parte del trabajo invisible de cuidados de menores, mayores y enfermas y las que nos movilizamos y luchamos para defender nuestras hogares. Somos nosotras, además las que nos  empobrecemos  trabajando en empleos peor pagados, las que sobrevivimos a la violencia machista de nuestro hogar, huyendo en muchos casos para salvar nuestras vidas y las de nuestras hijas.  La sociedad desconoce que somos cientos las  supervivientes que vivimos solas con nuestras hijas e hijos en pisos ocupados ante la inacción de las administraciones frente a las consecuencias sociales de la violencia patriarcal.  Somos muchas las que nos quitaron el piso por querer avalar a nuestras hijas y sostenemos además a nuestras nietas,  cuidamos a nuestras hermanas, madres, abuelas y sobrinas. Las que antes de ir a la asamblea, hemos trabajado fuera de casa y dentro de ella. La crisis habitacional, nos afecta además, a las mujeres migrantes y a las mujeres gitanas de una forma más acuciante, enfrentándonos a la mirada racista, culpabilizandonos y tratándonos como ciudadanas de tercera. No se nos pasa desapercibido que fomentar la guerra entre pobres, distrae la mirada de los responsables de nuestra pobreza, de aquellos que nos pisotean y nos humillan. 
A pesar de nuestras dificultades y el trabajo diario en nuestras asambleas, este 8 de marzo, queremos salir juntas a reclamar una sociedad sin violencias machistas, feminicidios, desigualdades y machismo. Y lo queremos  hacer sin perder esta oportunidad para llamar la atención de nuestras vecinas y compañeras de manifestación y jornada este 8 de marzo: parar desahucios es feminista; luchar contra los fondos buitres y defender nuestros barrios, es defender la vida,  citando a Berta Cáceres, activista feminista y ecologista (DEP). Queremos sumarnos a la jornada de lucha que se da en diferentes lugares del mundo reconociéndonos junto a ella y junto a miles de mujeres en el mundo que defienden sus territorios y sus formas de vida, tal y como nosotras defendemos nuestras casas; frente a la infamia de las burbujas, grandes tenedoras, bancos y gobiernos, nosotras nos quedamos.
Nosotras nos quedamos construyendo lugares de resistencias, donde no sólo sobrevivir sino vivir con dignidad, como  Llerena, un bloque de Obra Social de @PAHVallecas, donde viven 32 personas desde hace 7 años. También nos quedamos a defender  #Callejo otro bloque de Obra Social de PAH Vallecas donde viven 14 familias con 4 menores. Ambos bloques se enfrentan a la posibilidad de desalojo por la #SAREB ese banco creado para limpiar de activos tóxicos fruto de los desmanes de la crisis financiera.
Elegimos quedarnos a luchar contra la infamia, como lo hicimos en #Argumosa11 junto a las vecinas que fueron desahuciadas mediante un dispositivo policial y judicial inaudito que tuvo que enfrentarse a la solidaridad de decenas de personas, y que se saldó con  decenas de heridas y 6 personas detenidas. Hemos permanecido juntas, codo con codo, con #PatrySeQueda una luchadora por la vivienda que vive en un piso de #Bankia en Parla junto a su hijo menor de 11 años. Este año quisieron desahuciar a #AsunSeQueda y no sabían que vamos a estar enfrente las veces que sea  necesario para evitarlo, de la misma forma que ella lo está en cada uno de los stopdesahucios que se convocan. (Hace unos meses, Asun nos regalaba una lección imprescindible sobre su implicación en el movimiento de vivienda)  Un innumerable sinfín de mujeres anónimas han sido desahuciadas este año, por ellas y por las que no pueden venir, salimos este 8 de marzo.
 
 Para concluir, no podemos olvidar que Nosotras Nos Quedamos para generar espacios de lucha y convivencia más feministas, donde nuestra forma de hacer y luchar, esté impregnado de esta idea, que oímos y escuchamos y queremos poner en práctica: poner la vida en centro. Porque tenemos la tarea ingente de hacer de nuestra lucha un lugar más equitativo, donde nuestras voces, nuestras necesidades, nuestras realidades complejas y diversas, sean reconocidas y formen parte de nuestro movimiento de una forma más amable. Asumimos la tarea de construir un futuro de luchadoras, aunque lo que deseamos es que sea mejor que el presente al que nos enfrentamos. 
Como lo hicimos y lo seguiremos haciendo, por las que no están, las que se fueron y las que vendrán, nosotras nos quedamos porque venga lo que venga: compañera, hermana, no estás sola, estamos contigo. 
Mujeres del movimiento de vivienda de Madrid, 6 de marzo de 2019