La lucha contra el fondo buitre Blackstone se extiende por toda la Comunidad de Madrid mientras continúa la negativa por parte de la propiedad a negociar.

El pasado 3 de mayo hicimos público el nuevo conflicto colectivo contra el mayor propietario privado de vivienda del Estado español: Blackstone. Casi dos meses después, Blackstone sigue sin contestar las justas reivindicaciones de sus inquilinas mientras intenta presionar de forma individual a las inquilinas, amenazándolas incluso con desahuciarlas de sus viviendas.

Pero no todo sigue igual, mientras el fondo buitre ha optado por intimidar y aislar a las inquilinas, la organización en los bloques ha aumentado. Ahora mismo, somos más de 80 familias organizadas. No solo están surgiendo nuevos bloques en lucha allí donde ya estamos organizadas, como en Vallecas y en Alcorcón, sino que hemos alcanzado nuevos territorios: ahora mismo inquilinas de Aranjuez y de los barrios madrileños de Carabanchel y Hortaleza se han sumado a la campaña #NosQuedamos negándose a aceptar las subidas abusivas que Blackstone impone.

Sabemos que esta situación no está ocurriendo únicamente en Madrid. Son muchas las inquilinas que se han organizado con el Sindicat de Llogateres de Catalunya para hacer frente a esta misma situación.

Mientras el fondo buitre estadounidense continúa exprimiendo los salarios de las inquilinas, la única respuesta hasta el momento del Gobierno ha sido doblegarse a los intereses del capital inmobiliario y abandonar a las vecinas. Solo así se entiende como ante la situación de emergencia habitacional que vivimos hayan decidido que sea precisamente Blackstone, junto a Hipoges, quien gestione los más de 55.000 activos inmobiliarios de la Sareb, una operación que elimina la posibilidad de que todas estas viviendas pasen a formar parte del parque público de vivienda. De la misma forma, son incontables ya las prórrogas al procedimiento de aprobación de la ley de vivienda. Mientras el Congreso de los Diputados se toma toda la calma del mundo, los abusos de los propietarios siguen sucediendo y se hace visible que la única alternativa está en organizarse con los Sindicatos de Inquilinas.

Por ello, desde el Sindicato de Inquilinas de Madrid anunciamos que, mientras continúe la negativa de la propiedad a sentarse a negociar colectivamente unos contratos de alquiler dignos, aumentaremos y diversificaremos nuestras formas de presión presión hasta buscar una solución para todas las inquilinas, como ya hemos hecho en otras ocasiones.