Este domingo 26 de septiembre no se celebran en Alemania únicamente las elecciones federales y municipales, en la ciudad-Estado de Berlin se celebrará un referéndum para expropiar 240.000 viviendas del fondo Deutsche Wohnen.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

En las tres últimas décadas, la ciudad de Berlín ha perdido 1,7 millones de viviendas públicas, los alquileres regulados han ido desapareciendo devorados por el mercado inmobiliario tras la caída del muro. Mientras los sueldos han permanecido prácticamente estancados, los alquileres se han duplicado, algo de lo que aquí en Madrid sabemos bastante.

En esta situación el movimiento por la vivienda ha ido adquiriendo una potencia especial en la capital alemana que cuenta entre sus filas con asociaciones de inquilinas como Berliner Mieterverein, la organización de inquilinos más grande de Alemania con más de 180.000 miembros y cuyo origen se remonta a 1888, con movimientos como Mietenwahnsinn o el más reciente Deutsche Wohnen & Co. enteignen (DWE) que ha organizado la campaña por el referéndum para la expropiación de las 240.000 viviendas.

Gracias a la presión del movimiento, en febrero de 2020 se reguló el precio de los alquileres por ley, siendo esta una primera medida para frenar la especulación. Pero como sabemos, esta ley fue tumbada por cuestiones de competencias por el Tribunal Constitucional Alemán. La resolución fue producto de una denuncia de los partidos democristianos CDU (Christlich Demokratische Union) y los liberales del FDP (Frei Demokraten), que desde el inicio de la legislatura se han opuesto a cualquier regulación del alquiler, algo que por estas latitudes también nos suena. La decisión del Tribunal llegó en mitad de la segunda fase de la recogida de firmas para el referéndum de expropiación a las grandes inmobiliarias impulsado por DWE.

Un movimiento para expropiar

El 25 de junio de 2021 el movimiento DWE anunció que había entregado 343.591 firmas ante la Junta Electoral de la ciudad-Estado de Berlín, un auténtico récord de participación ciudadana que vuelve a mostrarnos la centralidad de las luchas por la vivienda en todo el mundo. Frente a la continua pérdida de poder adquisitivo de las clases populares, grandes empresas inmobiliarias como Deutsche Wohnen, cuyo capital está participado en alrededor del 10% por fondos buitre como BlackRock, no han parado de engordar sus bolsillos. Por ello, DWE propone la expropiación como una medida viable, eficaz y rápida de comenzar a darle la vuelta a estos procesos. Con ello defienden que no solo se pretende sacar 240.000 viviendas del mercado (el 12% del parque de vivienda en alquiler) y permitir alquileres asequibles a largo plazo sino que se influirá directamente en las dinámicas del mercado de alquiler.

Además, proponen que el precio a pagar por las viviendas sea muy por debajo del precio de mercado y que no repercuta en los presupuestos generales porque no se puede compensar ni la especulación ni la falta de rendimiento si entendemos la vivienda como un derecho. Así, la compensación puede financiarse íntegramente con el alquiler de los apartamentos socializados y, cuando termine de ser pagado, los alquileres sociales que pagan las inquilinas deberán financiar políticas de vivienda social (Podéis encontrar más explicación de su propuesta económica aquí).

Pero esta no es la única reivindicación, desde otoño de 2020 se creó un grupo de trabajo Right to the city for all, en el que se denuncia que casi un cuarto de la población berlinesa no podrá votar en el referéndum al ser residentes sin ciudadanía alemana. También se trabaja contra las discriminaciones en el mercado de la vivienda por razones de origen, etnia, competencia lingüística o motivos burocráticos especialmente costosos para migrantes recién llegados a la ciudad.
Aunque el domingo podremos saber los primeros resultados sobre el referéndum, actualmente las encuestas dan un 50% favorable a la expropiación frente a un 43% en contra, todo este trabajo ya está produciendo sus efectos ya que el pasado 17 de septiembre Berlín realizó la mayor compra de viviendas a dos grandes inmobiliarias desde hace décadas, concretamente 14.500. Algunos lo han calificado como un movimiento para “calmar la ira por la vivienda” ya que los especuladores han visto como la presión sobre sus prácticas abusivas ha aumentado en los últimos meses.

Berlin nos marca el camino

Sabemos que instrumentos como el control de los alquileres, el derecho de tanteo y retracto o la sanción de la vivienda vacía no son suficientes pero sí necesarios para caminar hacia un futuro en el que nuestras casas no sean un bien de mercado sino un derecho garantizado para todas. Necesitamos toda nuestra fuerza e imaginación para detener la locura de los alquileres y para ello se hace fundamental seguir el ejemplo de Berlín en su empeño por recuperar las viviendas que un día fueron de todas (¡hola Sareb!).

Por ello, desde Madrid queremos mandar toda nuestra fuerza al movimiento DWE y a toda la ciudadanía berlinesa que hoy quiere dar un paso al frente para conquistar el derecho a la vivienda.

Madrid ❤️ Berlin

Fuentes: