Una nueva forma de especular con la vivienda está proliferando por la ciudad y los caseros no están dudando en explorar: el modelo de alquiler por habitaciones regidos por el Código Civil. Para saltarse la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) se argumenta que las habitaciones en pisos compartidos, al no disponer de baño y de cocina propios, no pueden considerarse como viviendas habitables en sí mismas y, por tanto, no se han de regir por la misma normativa que el resto de alquileres. 

Esta última vuelta de tuerca lleva a una triple estafa: 

  1. La renta por habitaciones hace que se doble o triplique el precio del alquiler, dando lugar a un encarecimiento salvaje, como por ejemplo cobrar 640€ por cada habitación mientras se paga 330€ de media compartiendo piso en el mismo edificio.
  2. Por la falta de regulación en este tipo de contratos, se siguen cobrando los honorarios de inmobiliaria (gastos de gestión que equivalen a una mensualidad) a pesar de que ya es ilegal cobrárselo a los inquilinos. A estos gastos, se suman el mes de fianza necesario para entrar y también otros suplementos adicionales, como en caso de que haya una pareja alquilando la habitación.
  3. Se suelen imponer contratos temporales de forma fraudulenta, con una duración de seis o nueve meses, en este tipo de alquiler. Al final de cada contrato, los propietarios imponen una subida en el precio lo que lleva a una especulación sin límites. 

Detrás de ese múltiple fraude, hay un modo de actuar claro y definido:

  • Los caseros, que suelen ser particulares, generalmente herederos de fincas, retiran estas viviendas del mercado de alquiler habitual y lo dirigen a un nuevo nicho: habitaciones para gente que llega a Madrid para estudiar o trabajar temporalmente. 
  • Recurren a empresas de inversión inmobiliaria especializada en el modelo Rent2Rent, como por ejemplo Domático22: empresas jóvenes con un equipo que se encarga de gestionar las incidencias con los inquilinos, realizar las reformas en los pisos y captar nuevas propiedades. Estos inversores conciben la vivienda como un puro negocio y su intervención en el mercado del alquiler juega un papel esencial en la precarización extrema que estamos viviendo. 
  • Los caseros suelen acosar y presionar a las inquilinas para que se marchen de la habitación si no aceptan las subidas abusivas o si piden un contrato de larga estancia, obviando sus derechos y expulsándolas para seguir especulando con la siguiente persona que encuentren.

Según el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), el 41% de los alquileres de vivienda se dan sin declaración a Hacienda pero, en el caso de los alquileres de habitaciones por Código Civil, las cifras podrían ser mucho mayores. 

Más allá del deterioro de la calidad de vida de las inquilinas y de la inflación desatada en el mercado privado del alquiler que estos abusos generan, también se pone en riesgo la esencia de los barrios, promoviendo una vivienda y una vida de paso: una temporalidad corta y cara, muy por encima del nivel de vida de las vecinas locales, donde se precia la inmediatez, la disponibilidad, la gentrificación y la turistificación. Se crea entonces una economía y una manera de habitar el barrio a dos velocidades, provocando una inestabilidad constante para la zona, su creciente gentrificación y su potencial destrucción. 

Por todo ello, es importante que nos organicemos para plantar cara a este tipo de alquileres temporales por habitación. Basta de abusos, de estafas y de especulación. Luchemos juntas para defender nuestras casas, nuestros bloques y nuestros barrios! Afíliate al Sindicato, únete a una de nuestras asambleas y escríbenos a accionsindical@inquilinato.org si tú también estás sufriendo por esta situación. Juntas, ¡podemos cambiarlo todo!